Todo comienza en el Cordobazo, allá por el año 69, una de las máximas expresiones del Movimiento Obrero Argentino. Cuando en plena dictadura de Juan Carlos Onganía ocurre un levantamiento popular en contra de las políticas económicas y sociales de ese gobierno como abrir los mercados internos a los monopolios internacionales, congelamiento de salarios, suspensión del sábado ingles, el arbitraje obligatorio en los conflictos laborales y una ley de represión automática para huelgas y conflictos sindicales, además de la intervención de numerosos sindicatos, universidades (noche de los bastones largos) y persecución política a referentes de izquierda. A pesar de la intervención militar de la ciudad, la sublevación popular termino con la destitución de Onganía y la sucesión, de dos gobiernos de facto débiles que pronto arreglarían un llamado a elecciones.
Pero lo importante que mostró el Cordobazo fue la maduración de la clase obrera gestora de esta hazaña. Los estudiantes universitarios controlaban las altas casas de estudios. Los sindicatos de izquierda como SITRAC-SITRAM (Sindicato de Trabajadores de Concord, Sindicato de trabajadores de Materfer) de la empresa automotriz FIAT, verdaderos sindicatos clasistas que exigían la ruptura con el FMI, la expropiación de los monopolios, la suspensión del pago de la deuda externa, el fin de la hegemonía de la burocracia sindical y que el control de las fábricas estuvieran en manos de los obreros.
La burguesía nacional vio peligroso el desarrollo de las corrientes gremiales clasistas, de organizaciones revolucionarios y partidos de la clase obrera. Pensó que solo un caudillo lo suficientemente carismático podría contener el ascenso de las masas y a pesar de haberlo derrocado en el año 1955 y mantenerlo proscrito durante 18 años, la clase dominante argentina clamo por la vuelta de Perón con la misión de cooptar y confundir al Mov. Obrero.
Bajo el lema “Campora al gobierno Perón al poder”, en elecciones gana la banda presidencial Héctor Campora de la tendencia y relacionado a los sectores más combativos del peronismo. Pero por exclusiva orden de su líder abandona el cargo tras 49 días de gobierno, para que fuera electa la fórmula Perón – Perón.
EL 13 de Julio de 1973 asume Lastiri perteneciente al ala conservadora del justicialismo, quien da un giro a la derecha .En el Ministerio de Acción Social, ``el brujo´´ López Rega organiza la Alianza Anticomunista Argentina (AAA) conocida como Triple A, un grupo paramilitar de ultraderecha , que llevó a cabo cientos de asesinatos contra guerrilleros y políticos de izquierda, además de amenazar a artistas e intelectuales.
Tras ganar las elecciones en octubre de 1973, una vez que el General se encuentra en el balcón presidencial, hecha a su juventud (JP y Montoneros) de la plaza cuando estos reclaman por la derechización del gobierno. Pide exterminar a los grupos guerrilleros luego de un ataque fallido del ERP al cuartel militar de Azul. Pacta con la Burocracia Sindical una serie de leyes. Y sigue manteniendo en el cargo a López Rega, a pesar de la marcada actividad de su organización criminal, lo que lleva a pensar en cuanto menos en una complicidad de Perón en la persecución política y los desaparecidos y asesinados antes del golpe.
Al poco tiempo el caudillo muere (1 de julio de 1974) y asume la presidencia su mujer Isabel Martínez de Perón, netamente influencia por el exotérico López Rega. Quien junto a la burocracia sindical como Lorenzo Miguel y Herminio Iglesias (sucesores de José Ignacio Rucci) continúan combatiendo al clasismo dentro de las fábricas y a los estudiantes e intelectuales en las universidades. El clima se ponía cada vez más tenso, la radicalización y militarización de los bandos era evidente en la tapa de diarios y revistas de la época. Son muchos lo que suponen la íntima relación que había entre las cúpulas de las organizaciones guerrilleras (Montoneros – FAR) con la SIDE y el Alto Mando Militar.
Allá por Junio de 1975 tuvo lugar la primera huelga general de la clase obrera argentina en contra de un gobierno peronista. La burguesía nacional se dice a si misma trajimos a su líder y el embrión del Cordobazo no murió, sigue creciendo y creciendo. La única salida para evitar el gobierno de los trabajadores es que la dictadura de los capitalistas que hasta entonces tenia la forma de una democracia burguesa adoptara la forma de un gobierno de facto, que echara por tierra las ya pocas libertades individuales y colectivas que tenían los militantes de esos días, pero esta vez aplicada en forma sistemática como un régimen de terror para toda la sociedad.
En Agosto los grandes capitales fundan APEGE (Asociación Permanente de Entidades Gremiales Empresarias), cuya función política fue promover el golpe de estado. Estaba integrada por el Consejo Empresario Argentino, la Sociedad Rural, las Cámaras de la Construcción, Comercio, importadores y exportadores, supermercados y bancos. Ellos fueron quienes desataron la inflación y el desabastecimiento, la especulación desenfrenada, fuga de divisas y organizaron la “huelga impositiva”.
El 16 de febrero convocan al lock-out contra el gobierno, acción que termina de respaldar el golpe militar que se concretaría el 24 de Marzo de 1976.
Pronto se concretaría un procedimiento siniestro, enmarcado en la Doctrina de Seguridad Nacional y el plan Cóndor. El imperialismo los venía desarrollando desde principios de los sesenta bajo la escuela francesa (experiencia de la guerra contra-revolucionaria en Argelia e Indochina) y luego por los yankees en la Escuela de las Américas.
Durante los primeros meses del golpe, centenares de sindicatos y la CGT fueron intervenidos, prohibiéndose la actividad sindical y el derecho a huelga. Casi todas las grandes fábricas industriales fueron ocupadas militarmente con el acuerdo de los empresarios. La patronal había recuperado el control de los lugares de trabajo a punta de fusil y falcón verdes.
El programa económico de Martínez de Hoz buscaba liquidar la industria para insertar en el mercado mundial a los “Capitanes” (Pérez Companc, Techint, Macri, Fortabat, Roggio, Acindar, etc., etc.), estimulaba el ingreso de capital extranjero para la especulación financiera y el endeudamiento generalizado del país.
El plan económico sucumbía con la crisis mundial de 1980/82, que trajo un descenso marcado del PBI, quiebra de bancos y empresas, además de una acelerada inflación.
En 1981 el estado argentino se hace cargo de las deudas privadas rescatando a Acindar, Papel Prensa, Aluar, Induclor, Dalmine Siderca, entre otras. En 1982 con Cavallo al frente del Banco Central cierra el ciclo de estatización de las deudas, haciendo que la deuda externa argentina crezca en un 465%.
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